Historias en miniatura. Nuestras primeras monedas
Museo de Prehistoria
C / Corona, 36. Valencia
Hasta el 19 de octubre
Pasan de mano en mano, se guardan en carteras y bolsillos y se almacenan en los bancos y máquinas tragaperras. Las monedas forman parte de la vida cotidiana y no tienen más significado que su valor económico. Ningún misterio. Pero cuando se trata de monedas antiguas la cosa cambia. Pueden considerarse auténticas obras de arte en miniatura. Un espejo donde contemplar la evolución de la historia a través de las imágenes acuñadas en ellas.
Esta faceta numismática sale a la luz en la exposición ‘Historias en miniatura. Nuestras primeras monedas’ que se inauguró este mes en el Museo de Prehistoria y que permanecerá abierta hasta el 19 de Octubre. Un total de cien piezas claves, las más representativas de la importante colección del museo, que se exponen con un criterio didáctico y lúdico para atraer el interés de los visitantes, entre las que destacan algunos ejemplares de la antigua colección Archer Huntington de la Hispanic Society of America.
“Nuestra colección numismática cuenta con 20.000 piezas desde el siglo VI a.C. a la actualidad”, dice Manuel Gozalbes, conservador del Museo de Prehistoria. ”Pero como la abundancia devalúa y no queríamos agobiar al público hemos seleccionado el centenar más representativo”.
Son piezas que constituyen un legado de gran riqueza, resultado tangible del mosaico de culturas que poblaron la Península Ibérica entre los siglos VI a.C. y I d.C. La muestra incluye una cuidada selección de monedas griegas, púnicas, hispano-cartaginesas, ibéricas, celtibéricas y romanas de plata y de bronce.
“Sus anversos y reversos transmiten historias del pasado e invitan a participar de sus creencias y su variado mundo simbólico”, señala Gozalbes. “Pocos vestigios materiales de nuestro pasado son capaces de proporcionar un repertorio tan completo y sugerente de imágenes y textos”.
Religión y política. Dioses y reyes son los temas que ilustraban las monedas antiguas. La más pequeña del tamaño de una lenteja, entre 8 y 9 milímetros, y la más grande de 2 a 3 centímetros de diámetro, acuñada en el siglo III a.C. en la II Guerra Púnica.
Las monedas se acuñaban en las cecas mediante un complejo proceso artesanal que exigía una elevada cualificación de sus artífices, pues se fabricaban una a una por acuñación a martillo. Hasta el siglo XIX se usaban tres metales nobles: oro, plata y bronce. “Entre el siglo V a.C y el I d.C existían en la Península Ibérica más de 220 ciudades con su propia ceca”, indica Gonzalbes. “El Imperio Romano centralizó su producción, pero Valencia volvió a tener su propia ceca en la época visigótica y con Jaime I, aunque los árabes también acuñaron moneda aquí”.
La exposición trata de llamar la atención sobre los principales aspectos de estas producciones a través de un planteamiento didáctico que resulta atractivo a los visitantes. Se han escogido piezas que ilustran de un modo ameno doce temas esenciales de nuestras monedas antiguas. Los originales diseños de las vitrinas reclaman la atención mediante textos breves, dibujos y preguntas que invitan a reflexionar sobre aspectos importantes o curiosos.
El montaje incluye también un juego interactivo de preguntas y respuestas que reta al visitante a descubrir los secretos más importantes de nuestras primeras monedas. La edición del catálogo de la exposición sigue estos mismos criterios y explica de un modo muy visual el contenido de una muestra cuyo valor económico es incalculable.
Bel Carrasco
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